Esterilización por Ley de animales de compañía

 

Recientemente la Junta de Andalucía ha presentado “la esterilización obligatoria de animales de compañía” como anteproyecto de Ley de Bienestar Animal. Un artículo sobre esto, se ha compartido en un grupo de Facebook, animando al debate, y ha sido el disparador que me ha impulsado a escribir.

Desconocía este proyecto de ley, como también que La Rioja ya lo aprobó en 2018.

Tengo que reconocer, que este tipo de leyes restrictivas, cada vez más habituales, me producen la sensación de estar viviendo aquellos libros y películas futuristas, tipo “Un Mundo Feliz”, dónde para que todo esté “bien” se reduce la expresión y libertad de los individuos, de manera que todo está perfectamente bajo control -supuestamente porque, por debajo, va haciento tic tac la bomba de relojería- pero, a la vez, resulta artificial y vacío. Me debo estar haciendo muy mayor... pero, sensaciones aparte, siempre intento ser objetiva en mis valoraciones.

Imagen de Oct. 1955 National Geographic

 

En la actualidad, muchas personas, sin ninguna ley que les obligue al respecto, deciden esterilizar o castrar a sus animales de compañía en las ciudades, es una práctica habitual desde hace años... De hecho, si nos fijamos, veremos que una gran parte de los perros que pasean con sus humanos, están ya castrados. Los gatos, diría que también hay una gran proporción de castrados; al menos los que yo conozco que viven encerrados, y dado lo complicado que es convivir con un gato en celo encerrado en un piso, es bastante lógico suponer que la mayoría, en esas condiciones, lo estén.

La esterilización, es algo que solemos justificar diciendo que se hace por su propia protección y bienestar… pero más a menudo se actúa por nuestra propia apreciación y conveniencia, porque nos resulta más cómodo, menos problemático o desagradable… y no tanto por las necesidades de nuestros animales de compañía que presupone la frase “Bienestar Animal”.

Fotografía de Alessandra Menonzici
Las Protectoras y Centros de Acogida de Animales se saturan con facilidad y los animales que viven en colonias en parques, jardines o en los límites de la ciudad, suelen presentar un aspecto sucio o enfermizo que nos apena o desagrada. De todos estos animales, una parte ha acabado así huyendo de su encierro, pero otra parte importante son el resultado de abandonos, a causa de modas sobre especies y razas que periódicamente van surgiendo -como si de ropa o bolsos se tratara-, y la facilidad para comprarlos en cualquier centro autorizado, aunque no se tenga ni idea sobre el animal en cuestión o, ni siquiera, se haya valorado que es un ser vivo con unas necesidades -más allá de la simple alimentación- particulares y diferentes a las nuestras.

Si se prohibiera la venta de animales de compañía -el tráfico legal de especies- el problema disminuiría enormemente. Pero, como con los límites de velocidad, en lugar de regular por ley que no se puedan fabricar coches que corran a más de 120km/h se penaliza a los compradores que son mayoría y dan más dinero a la Administración.

Si los criadores profesionales -empresarios cuya finalidad es vender-, pueden seguir aprovisionando a las tiendas de venta directa de animales de compañía, poco se va a solucionar… desde luego, nada, respecto al abandono. Si no hubiera tiendas dónde ir a comprar animales de compañía, las personas que realmente necesitan vivir con un animal irían a las protectoras y éstas se desaturarían, al mismo tiempo que disminuirían drásticamente los abandonos, causados por personas que compran animales por modas o tendencias y luego no pueden soportar las dificultades de vivir con un animal de otra especie.

En cualquier caso, no es un tema que debiera frivolizarse ya que no es una decisión trivial esterilizar a un animal con el que convives y al que quieres. Es una operación, como todas, no exenta de riesgos; y, en este caso, con consecuencias radicales para su vida, que afectarán a su salud, su comportamiento y equilibrio psicológico y emocional. 

De Pinterest. Desconozco autor/a

Esterilizar implica una decisión vital… como una adopción, un aborto o una muerte digna. Y, en no pocas ocasiones, tanto si son en un sentido como en el contrario, pueden ser difíciles, cuando no imposibles, de comprender por personas de fuera del entorno íntimo dónde se tienen que tomar.

Otras cuestiones que se planteaban sobre el tema de la esterilización, eran sobre maltrato animal. Sobre si es o no maltrato esterilizarlos, tenerlos siempre encerrados y sacarlos a pasear siempre atados, o si se puede considerar maltrato animal el simple hecho de tener animales de compañía.

Bueno, personalmente me apena su vida en las ciudades, cada vez más limitada, sin apenas espacios o momentos para la libertad… pero, hay grados de tolerancia a esas limitaciones según la especie o incluso el animal -según características y circunstancias individuales-. Para algunas especies o individuos puede ser una tortura insoportable y si consiguieran escapar no volverían jamás; pero otros las toleran con estoicismo y sin demasiados problemas se adaptan a ellas. De hecho, a menudo son ellos los que toman la iniciativa de acercarse y quedarse a convivir con nosotros, si se lo permitimos (aunque estas situaciones apenas deben vivirse ya en las ciudades...); en cuyo caso nosotros seremos sus “animales de compañía”.

Sin embargo, las relaciones no son fáciles. Sea entre individuos de la misma especie o entre especies diferentes, por muy cordiales que sean, siempre hay en mayor o menor medida, algún grado de limitación, dolor e incomprensión, esto tampoco tiene que ser necesariamente negativo en todos los casos… es fuente de aprendizaje y al fin y al cabo parte de la naturaleza de las relaciones.

Pero a menudo se cae en la cosificación de esas especies con las que convivimos, tratándolas como simples objetos, sobre los que vale cualquier acción, despojándolas de todo respeto a su propia individualidad. Menguando su valor, quizás por aquello de que “lo que se tiene cerca no se valora”, sin reparar en los maravillosos beneficios que solo ellas nos pueden aportar.

También se argumenta contra ellas con números sobre la mesa, con cifras sobre animales de compañía que parecen escandalosas e inaceptables.  Sin embargo, no deja de ser chocante, que a un país con una población de más de 47 millones de personas le parezca inaceptable una población de perros que no llega a los 7 millones y de gatos que no llega a los 4. Y peor aún lo tiene la fauna salvaje que unos pocos miles o cientos de algunas especies, ya resultan inaceptables para muchas administraciones locales, regionales, de CCAA o estatales. 

De Pinterest. Desconozco autor/a

 

Claro que no es solo una cuestión de número, todas las especies modifican e impactan en su entorno es mayor o menor medida, unas más que otras… por ejemplo, las características humanas nos han convertido en la especie con mayor impacto sobre el planeta, incluso, según algunas investigaciones científicas, cuando no éramos más que unos cuántos cientos de miles o muy pocos millones, en todo el Planeta, ya tuvimos la capacidad de acabar con la mayor parte de la megafauna a nivel global.

Cabe preguntarse, entonces, ya que también se justifica la esterilización de animales de compañía por cuestiones ecológicas para tratar de aliviar los problemas del Planeta, por qué no vamos directamente al origen del problema: nosotros mismos.

Bueno, era solo un planteamiento retórico, está claro que no es algo que se pueda hacer a través de leyes sin caer en Estados Totalitarios -como apuntaba un comentarista de la publicación en Facebook-, propios de la peor pesadilla futurista de Ciencia Ficción.

Además, es una cuestión ética y de respeto por las libertades individuales, nadie puede negar a ninguna persona su derecho a reproducirse, a luchar por una vida mejor en cualquier país o a perseguir sueños o ideales… eso son decisiones que solo podemos tomar a nivel personal. Y cuando han sido impuestas, (piénsese en China, con su política del hijo único, por ejemplo) más que solucionar han sumado más problemas a los ya existentes.

Sin embargo no tenemos tantos reparos en negar a otras especies animales lo que no nos podemos negar a nosotros mismos. Por lo tanto, les cargamos el muerto, convirtiéndolas en chivos expiatorios, de nuestros más o menos inconscientes sentimientos de culpa, para poder expulsarlos así, ritualmente, de nuestras vidas.

Sería más sano psicológicamente, no tratar de cargar el muerto a otros -ni a otras especies-, aceptar con sencillez que nadie tiene la culpa de los problemas planetarios, que no nos las sabemos todas, ni podemos solucionarlo todo… Y que, en la mayoría de las ocasiones, si no en todas, cuando hemos tratado de solucionar problemas a través de leyes cada vez más restrictivas, o a gran escala, lo que hacemos es empeorar la situación sumando nuevos problemas a los ya existentes.

Habría mucho que decir sobre este tema, pero ya me he extendido bastante. Solo me queda añadir, que se entiende que los gestores técnicos y políticos tienen que desarrollar sus funciones… pero, también se debe pedir, que no caigan en excesos, que hagan autocrítica, y traten de alejarse de visiones e imposiciones dogmáticas. 

Es una manera  para poder hacerlo, levantar los ojos de vez en cuando de nuestros asuntos y tratar de mirar el mundo bajo otras perspectivas…

Cómo dijo Paul Éluard “Hay otros mundos pero están en este”

 

P.D Casualmente, antes de este artículo, tenía en mente escribir sobre las “Especies de los Ecosistemas Urbanos”, dónde pensaba tratar el tema de los “animales de compañía” desde la perspectiva de su función en este particular tipo de ecosistemas, ya que me parece muy importante y que, sin embargo, se tiene poco, o nada, en cuenta. Así que parece que los “animales de compañía” van a ser tema de este blog para rato…

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